VICENTE JOSÉ ESPAÑA BORRERO
Nacido en 1969. Licenciado en Ingeniería Superior de Telecomunicaciones, me gano la vida como responsable de consultoría informática e integración de sistemas. Desde hace no mucho que he sentido cierta inquietud por realizar alguna labor de ayuda a los demás y STOP CEGUERA me ha brindado una oportunidad inolvidable para iniciar este camino personal. También ha sido gracias a STOP CEGUERA y a la exposición de los Botijos de la Luz que he retomado contacto con las manualidades artísticas, algo que, a excepción de algún dibujo de campo realizado en el camino de Santiago, no hacía desde mi época de estudiante, donde no se me daba mal dibujar con carboncillo. El botijo no tiene título y no representa fielmente ninguna de las imágenes que grabé en mi memoria en la expedición Burkina-2009, aunque sí recoge una mezcla de la calidez (a veces bochornosa) y serenidad de la tierra africana, junto con los extensos paisajes que transitamos en el camino de Ouaga a Bobo, donde el campo africano, compuesto principalmente de matorral bajo, se perdía en el horizonte solamente interrumpido por alguna acacia solitaria, mezclado con la soledad de una tierra tan extensa y cálida como la africana.
Nacido en 1969. Licenciado en Ingeniería Superior de Telecomunicaciones, me gano la vida como responsable de consultoría informática e integración de sistemas. Desde hace no mucho que he sentido cierta inquietud por realizar alguna labor de ayuda a los demás y STOP CEGUERA me ha brindado una oportunidad inolvidable para iniciar este camino personal. También ha sido gracias a STOP CEGUERA y a la exposición de los Botijos de la Luz que he retomado contacto con las manualidades artísticas, algo que, a excepción de algún dibujo de campo realizado en el camino de Santiago, no hacía desde mi época de estudiante, donde no se me daba mal dibujar con carboncillo. El botijo no tiene título y no representa fielmente ninguna de las imágenes que grabé en mi memoria en la expedición Burkina-2009, aunque sí recoge una mezcla de la calidez (a veces bochornosa) y serenidad de la tierra africana, junto con los extensos paisajes que transitamos en el camino de Ouaga a Bobo, donde el campo africano, compuesto principalmente de matorral bajo, se perdía en el horizonte solamente interrumpido por alguna acacia solitaria, mezclado con la soledad de una tierra tan extensa y cálida como la africana.
Enhorabuena Vicenç, no sabía que dibujabas tan bien. Aunque lo que sí sabía es que escribes bien y sientes mucho, por eso también enhorabuena.
ResponderEliminarUn beso
Pilar